miércoles, enero 27, 2016

SOLA


Salió corriendo de la discoteca indignada, no podía pasarle de nuevo lo mismo. Qué ironía de la vida, siempre la misma situación. Siempre terminaba sola, saliendo sola, comiendo sola, bailando sola y justo cuando lo intentaba, cuando lograba hacer el intento, ahí estaban y por supuesto, como siempre, terminaba sola.

¿Qué hombre te va a querer así? ¿Quién?

Un hombre una vez la quiso. Claro que no fue su culpa que él la dejara, al menos eso pensaba: el tipo estaba loco, muy loco. A veces le daba miedo. Le molestaba el sólo hecho de pensar que volviera a buscarla. Incluso a veces, lo veía por ahí rondando, como esta noche.

Esta noche lo vio nuevamente. Siempre lo mismo. Cómo un tipo podría siquiera pensar en seguir a alguien con tanta mujer desesperada por ahí. Malditas mujeres. A veces pensaba que sufría de misoginia, las odiaba, las detestaba. Claro, ella era una mujer, para cualquiera resultaría irónico, pero ella era distinta, actuaba distinto, funcionaba de otra forma. 

¿Tienes alguna amiga? ¿Deberías socializar más?

Tuvo una amiga una vez, una muy buena amiga, pero llena de defectos, defectos que le parecían idiotas, defectos de mujer. Cómo alguien podría ser tan tonta. Juntos, su amiga con el hombre que una vez la quiso, la habían traicionado, o al menos eso creía ella.

-Par de idiotas, sólo falta que ella también ande por ahí. -Se dijo cuando se animó a salir nuevamente de noche.

¿Qué ganas estando encerrada todo el tiempo?

Pues ahí estaba también. Los vio bailando, luego los vio bebiendo y luego abrazándose. No vio un beso pues dejo de buscar y salió del lugar, asustada, aterrada.

¿Por qué te asustas? ¡Son locuras tuyas!

Corrió, corrió, corrió, y cuando llegó a la esquina, pensó que la venían siguiendo. La calle estaba oscura y su auto estaba lejos, muy lejos. Maldita la hora en que se le ocurrió que no iba a encontrar estacionamiento en un lugar más cerca cuando ni siquiera buscó.
  • Estúpida gente que deja espacios entre autos. -Pensaba mientras corría.

Llegó a su auto, que estaba perfectamente estacionado en comparación a lo imperfecto de el del costado. Le pareció imprudente y poco oportuno, por un segundo olvidó su miedo. Irónicamente  y como cualquiera pudiese esperarse, las llaves cayeron al suelo y ella soltó un sonido molesto. Culpó al estúpido conductor del costado. ¡Estúpido imperfecto!

Recordó su miedo y buscó desesperada las llaves de bajo del auto y ahí estaban, esperando:

Cuatro pies al otro lado del auto, se quedó pasmada, inmóvil, agachada ahí, tratando de no respirar. Aterrada.

-¿Qué están tramando? -Se preguntó. 

Los pies seguían ahí, ella también seguía ahí. Trató de pensar rápido, actuar rápido y tomó sus llaves, apretó la alarma, abrió la puerta, subió al auto y casi por instinto lo echó a andar. Mientras avanzaba miró hacia atrás y recordó. 

Recordó. 

Recordó ese momento, recordó los gritos y el estruendo de su arma, recordó la rabia y olvidó el miedo. Pensó en ese hombre que una vez la amo a ella y por desgracia a su única amiga, al menos eso ella creía. 


Recordó el día en que tuvo que empezar a hacer todo sola.

martes, enero 05, 2016

A propósito de José

A propósito de José, este se siente desorientado entre Juan y Diego pues nunca conoció a Pedro.