
Podridos los dientes
Lagañas de ojos
Pupilas de excremento
Los dedos de fierro
Unos pies con yagas
Sangrientas
Dos son los momentos
En que mira al sol
Tres son los que mira
El vació del cielo
En lo oscuro de su mente
Un Lagarto maloliente
Pasea sus garras
Rompiendo los recuerdos
Lo que lleva dentro
Hierve cada tres lunas
Siete de ellas son de fuego
No existe el hielo
El dolor que penetra
Se traspasa con su aliento
Abajo esta el hombre
Sobre la mujer del demonio interno
En su sexo las larvas
Sienten el orgasmo
En sus vellos
El pubis danzante
Se penetra a si mismo
Evitando el dolor
De algo podrido
Así mismo se siente bello
Con gemidos bestiales
Con hedor a nacimiento
De espermios verdes
Engendrado en su espalda
Lo llama su primogénito
De un padre desdichado
Y una madre sin sentimientos
En su pecho tres colmillos
Más tres lenguas
Juegan con los pezones
Velludos de la bestia
La sangre hirviente
Ebulliciona con el sexo
De un grito placentero
Doloroso, hediondo
Las bolas de excremento
Pierden las pupilas
Y en su mundo
Todo se vuelve bello